viernes, 31 de agosto de 2012

Amsterdam (o Babilonia) y Rotterdam (la ciudad más futurista que he visto)

Tras Berlín nos marchamos a Amsterdam, llegando allí por la noche y con la separación del grupo ya prevista: chicas a Rotterdam, que es barata; chicos en Amsterdam, que lo hijos únicos se lo podían permitir (siempre tendré esta pullita...)

Pues eso, la primera impresión nada más bajar de Amsterdam fue "Oh, no es tan desastrosa como decían ¡Es preciosa!"

Llegamos de noche y sólo estuvimos de noche ¿Qué podíamos ver? Sólo el Barrio Rojo, no había nada más "abierto" Y bueno, fue meterse ahí y olvidar la belleza del lugar.

Y así fue como entre bicis que casi nos atropellan, deambulamos como pudimos por el sitio del pecado con los mochilotes al hombro, íbamos tan colocados con el simple marígeno (porque oxígeno os aseguro que no era) que se respiraba en el ambiente que ni siquiera nos dolía la espalda, y no, queridos lectores [que he visto que ha subido el nº notablemente... y todos son de países rarrros. Why?], esto no es ni una exageración ni una hipérbole ni nada, es la pura realidad, que el humo del aire nos mantuvo anestesiados, excepto a Javi, claro, que tenía un "esguince"

Un chaval fumado me invitó a maría y me contó su vida, creo que quería ligar conmigo, pero ni siquiera me preguntó mi nombre. Luego se acercaron los chicos del grupo y le ahuyentaron. No sé a qué coño viene esa actitud tan "fuera de mis tierras" que tenían con toda persona que intentaba entablar amistad con  nosotras, además, que tampoco es que yo estuviera "en peligro" o algo del estilo.

En fin, sin hacer nuevos amigos gracias a mis amigos, nos fuimos a ver putas. Queríamos preguntar que si ofrecían también sexo lésbico [PURA CURIOSIDAD], ya que me pareció muy raro que sólo guiñasen los ojos y pusiesen morritos a los hombres... Bueno, pues al final resultó que me dio corte entrar a un prostíbulo, así que nos fuimos a la plaza Dam o algo así.

Allí estuvimos un rato cantando, medio dormidos, excepto Javi, que se estuvo quejando de su "esguince", ya que se había gastado toda su agua y ya no tenía con que tragarse la pastilla. Menos mal que para eso estuvimos las mujeres, que reservamos un trago lo suficientemente grande para tomar una medicación, en caso de ser necesario, ya que en estos viajes nunca se sabe cuándo vas a necesitar el qué.

Pues eso, le dimos un metamizol magnésico (aka nolotil-marca-blanca) para ver si se dormía y se callaba, o si le daba colocón "to' guapo" por la mezcla del medicamento con la maría, pero nada, siguió quejándose toda la noche.

Luego fuimos a un McDonalds a pasar parte de la noche. Amsterdam es una ciudad un poco cutre, bueno, Holanda entera lo es, todo abre a las 10am y cierra a las 6pm, y bares de 10pm a 3am. ¿Sólo 8 ó 5 horas de trabajo? En fin, y luego nos llaman vagos a nosotros (porque de hecho, cuando estábamos sentados esperando a que abrieran la estación, unos chicos un algo xenófobos nos soltaron algo del estilo por ser españoles. Ah, y unos negros rastafaris de los que claman paz y amor al estilo Bob Marley nos lanzaron bolsas de basura. Viva la hipocresía.)

Por cierto, en toda Holanda no vi ni un rubio de esos platino que yo pensaba que eran los holandeses...

Pero también hay holandeses majos, los conocimos Bety y yo en el Starbucks. Pero no eran de Amsterdam... es que parece ser que toda la escoria mala gente de Holanda se acumula en Amsterdam... Bueno, son lo siguiente a mala gente, ni aunque vean que te está dando un chungo en la calle te ayudan (es verídico, Bety se puso mala mala y nadie la dejó pasar a un baño, ni aunque le pagásemos)

Sin porros ni putas, Amsterdam se hunde.

Si hubiera ido con las chicas solamente seguro que nos habríamos ido de fiesta y pasado teta, pero en fin, se hizo lo que se pudo.


Y al fin las chicas nos fuimos a Rotterdam, esperando encontrar un pueblecito y dándonos de bruces con la ciudad más moderna y futurista jamás vista.

En ésta ciudad pasamos días felices, la mayoría de la gente era hispanoparlante (emigrantes), así que era en cierto modo como estar en casa, y la gente, de maja, ni punto de comparación con Amsterdam.

Fuimos a festivales, de compras, a la playa, a montar en bici, a ligar  (o más bien ser ligadas) en algún restaurante, y a cruzarnos con gente por la calle que nos decía "Dios te ama" , o bien "Que Dios te bendiga".

Majos,¡ requetemajos!  Y NO TUVIMOS QUE PAGAR POR IR A NINGÚN BAÑO.

Pues eso, tanto yo como mi hermana esperamos volver a Rotterdam (ella había ido unos meses antes que yo). Ella quiere quedarse allí a trabajar, yo por ahora a eso no llego...


Para saber con detenimiento qué hicimos las chicas


DÍA 19

DÍA 20

DÍA 21

DÍA 22

DÍA 23








DÍA 23

lunes, 13 de agosto de 2012

Berlín, ciudad fiestera

Y de Praga pasamos a Berlín.

Berlín me decepcionó mucho, excepto museos, no tiene nada turístico que ver. Lo único antiguo que se mantiene en pie es la Puerta de Brandenburgo y restos del Muro. Eso sí, en los museos tiene un montón de puertas, altares, y etc... de otras civilizaciones -.-

Cabe destacar que el pase para la isla de los museos (7€ para estudiantes) a mí me salió GRATIS por ser menor de edad :D

A parte de esto, en Berlín nos alojamos en el peor hostal de todos, uno llamado "Amadeus". Había bichos dentro de las almohadas, no limpiaban los cuartos, ¡y todo el mundo estaba de fiesta en nuestra habitación!

La primera noche que llegamos, Bety y yo nos unimos a la fiesta de despedida de unos franceses, porque pensamos que no debíamos arruinársela al ser su última noche. Por otro lado, los chicos y Eri tuvieron que aguantar  a unos vikingos (literalmente, un grupo de nórdicos de piel roja por el sol y pelo blanco, que tenían carita de bebé pero medían como 2 m y estaban supertatuadísimos)

La segunda noche vinieron unos euskeras y unas mallorquinas al cuarto, con los que nos llevamos más o menos bien, excepto nuestros chicos, que ya he contado lo antisociales que son.

La tercera y última noche estuvimos bebiendo con los euskeras, las mallorquinas, una polaca, dos finlandesas, una australiana y no sé si había alguien más...

Nuestros chicos pidieron cambiarse de cuarto para dormir... en fin.

No salimos de fiesta por ahí, pero dicen que es lo que mayoritariamente tiene Berlín... pero es que a mí el salir de fiesta sin Marina o Vicky no me parece salir de fiesta... y ellas no estaban allí, claro.


En fin, pero que Berlín, por tener, no tiene nada excepto museos -.-

Para saber qué museos vimos exactamente, cómo de curioso fue el viaje en tren, y demases cosas que pasaran:

DÍA 16 -EL VIAJE

DÍA 17- NAZIS, COMUNISTAS Y JUDÍOS

DÍA 18- DÍA DE LOS MUSEOS


domingo, 12 de agosto de 2012

Vergüenza ajena y Rakjias...

Aquí os dejo con unos de los vídeos más divertidos del InterRail. Merecen la pena solo por ver las expresiones faciales de Eri y Bety (esta última especialmente cuando bebe Rakjia, porque en el otro no sale)



Los vídeos han sido subidos desde mi cuenta, pero cuando sea capaz de hacer el remix de todos los vídeos del InterRail (que tengo problemas porque no me deja pasarlos al formato película el maldito MovieMaker... así que tendré que cambiarles el formato y rehacerlos, o algo así :(... ) serán subidos con la cuenta común (que aún no tiene vídeos porque queremos subirlos en orden) creada para el InterRail y directamente conectada con el otro blog.

sábado, 11 de agosto de 2012

Praga, ciudad de leyendas...

¿Qué decir de Praga?

Después de  Zagreb, fue la ciudad que más me gustó.

Es una ciudad medieval, no tan barata como cree la mayoría de la gente, con mucho encanto, bohemia (en todos los sentidos, ya que está en la región de Bohemia), con un aire místico, y una brisa de misterio... Tan pronto diluvia como abrasa.

El albergue donde nos alojamos fue sin duda el mejor de todos.

Praga fue la ciudad en la cuál se marcó rotundamente nuestra división grupal, el primer día allí Bety estalló y nos fuimos Bety y yo por un lado; Mariano, Vik y Javi por otro, dejando a Eri sola en el albergue (nosotras intentamos sacarla de allí, pero estaba demasiado depre tras la discusión)

Discutiríamos muchas más veces durante la estancia en Praga...

Gracias al dividirnos, pudimos conocer a mucha gente, eso sí, de hecho el primer día ligamos mazo, pero eran muy feos y nos fuimos a dormir.
 La verdad es que yo agradecía la separación, puesto que con Bety me entendía mejor que con nadie a la hora de hacer actividades, ya que pensamos de un modo más parecido entre nosotras que en el resto del grupo (pensamos en gastar lo mínimo, básicamente)

Al menos tras soltar lo gordo todo mejoró... hasta que salió el tema de dónde dormir en Amsterdam. Ya hablaré de ello más adelante, en su entrada correspondiente.




En Praga hicimos de todo. Y eso de que "es chiquitita, se ve en 2 días" es MENTIRA. Sí, chiquitita es, y se puede hacer todo andando, pero hay miles de cosas por hacer: ir al planetario y observar las estrellas por los telescopios gigante, visitar grutas mágicas, perderte por las montañas, buscar símbolos iluminati, guías gratis, leyendas judías, visitar cementerios (merecen la pena), ir de compras buscando cosas rockeras (hay muchas tiendas de estilo oscurillo :D), cruzarse el río, visitar la casa de Kafka, visitar muchas cosas nazis, comunistas y etc...

No voy a describir todo lo que hicimos porque sería eterna. Solo digo que en Praga muchas cosas merecen la pena, pero precisamente la CERVEZA es una mierda, lo siento, pero ¡es VERDAD!

Para ver con detenimiento todo lo que yo no os he contado...

DÍA 12

DÍA 13

DÍA 14

DÍA 15

Viena, ciudad de los hoteles caros


Bueno, tras Budapest fuimos a Viena... Al contrario que en Budapest, donde la gente suplica porque vayas a su albergue, aquí no conseguimos encontrar sitio donde dormir.



Hicimos una noche de empalme y dormimos en la parte de fuera de la estación de trenes. Luego abrieron la estación y entramos dentro y nos quedamos dormidos, y los guardias nos despertaban cada vez que esto pasaba. Lo veo bastante estúpido, eso de que estés en una estación de tren esperando tu tren y el guardia venga y te despierte...


En fin, que los austriacos en general nos cayeron gordo. 

Viena es bonita, la vimos de día y un poco la noche anterior, pero entre el sueño y etc, no pudimos apreciarla bien.

Menos mal que había hamacas en el parque, gracias a las cuales nos permitimos echar una pequeña siesta.

Yo casi muero congelada, ha sido la ciudad más fría en la que hemos estado.




Y tras esto, pusimos rumbo a Praga. No echaríamos Viena de menos.

Por si a alguien le interesa saber con más detalle qué pasó...


viernes, 10 de agosto de 2012

Budapest, es como Madrid, pero un poco más bonito.


La impresión que causó Budapest fue ésa. Me esperaba una ciudad más pobre, ya que todo el mundo dice que es muy bonita y barata, y normalmente si es barata es que es más pobre (que no siempre), pero lo cierto es que no es tan barata como me la habían descrito... será que con el tiempo las cosas han cambiado.


Llegamos en un tren nocturno, que se quedó parado en no sé qué país como 3 horas porque un inglés perdió el pasaporte.

Las chicas hicimos turnos para dormir, los chicos se durmieron sin más.

Algo que me sentó muy mal es que estábamos Bety y yo dormidas y Eri haciendo guardia, cuando los chicos vinieron a nuestra cabina. Eri, por lo que nos contó, les hizo gesto de que no armasen bulla. ¿Qué hicieron ellos? Abrir de golpe gritando. Bety y yo nos cabreamos muchísimo, de hecho ellos se pusieron peor en el aeropuerto en el aeropuerto en Bruselas... tengo un vídeo que lo demuestra. Pero de eso ya hablaremos cuando narre los últimos días.

Luego cuando unas amigas turcas nos enseñaron cómo se podían abrir los sillones para formar camas, decidimos no decírselo a los chicos por habernos tocado las narices.

Nada más salir del  tren nos dispusimos a hacer un cambio de moneda... y entonces fue cuando se dieron cuenta los chicos de que les habían robado todo el efectivo. SE LO ADVERTIMOS, QUE HICIERAN GUARDIAS, y se rieron de nosotras... Además, hubieran abierto los sillones a camas, no les hubieran robado (no se puede pasar a la cabina si el sillón está abierto), por lo que el karma se vengó: ellos nos despertaron de golpe y malas maneras, nosotras por ello no les dijimos como abrir los sillones, y por eso les robaron.

No es que me alegre de que les pasara eso, al contrario, pero se lo merecían. Además llevaban ya tocando los cojones durante todo el viaje, a mí no me dejaron dormir casi ninguna vez bien. O se ponían a hablar, o encendían la luz, o me metían el dedo en el oído... ¡¡Y luego se quejaban de los que montaban fiesta en Berlín!!

Y yo cuando no duermo, estoy de mal humor. Pero por lo menos procuro disimularlo, no como hicieron ellos, que lo pagaron con nosotras.

Cuando sales del tren en la estación de Budapest Central, decenas de personas te acribillan a ofertas de albergues. Si vas, regatea. Nosotros conseguimos uno por 6 €/noche cada uno. Era un zulo sin aire acondicionado y apenas agua caliente, pero os aseguro que no era tan malo, yo he estado en campamentos con menos instalaciones. Sin embargo, los chicos tuvieron que dar por culo, cómo no.

Por suerte, en Budapest tenía unos amigos del Comenius, unos húngaros que conocimos en Irlanda.

El único problema fue que no eran de la ciudad y se perdieron. y cuando se encontraron, como no, los chicos volvieron a dar por culo. Llevaban todo el viaje metiendo el turbo y andando súper-rápido para dejarnos atrás a las chicas, ahora andaban súper-lento, para fastidiarme, digan lo que digan.

Por su culpa no pudimos ver Budapest entera. No sólo no fueron a un ritmo normal, sino que nos hicieron pararnos y joder la visita. No, no podían aguantar el hambre una hora y media más, noooo.


Sinceramente, me cabree en Budapest, y mucho.  La gente del Comenius no es gente que vaya a poder volver a ver muy amenudo, pero aún así, mis amigos (cabe resaltar que está en masculino, que con las chicas no tuvimos problemas), o al menos yo eso les creía hasta hacer el interrail y saber cómo de inmaduros y de egoístas son realmente, me hicieron perder la oportunidad de pasar tiempo con ellos, y no sé si quiera si les volveré a ver.



Pues bueno, a parte de eso, Budapest es muy muy muy bonita. Bety y yo vimos algunos espectáculos con fuego, y cómo se grababa una la nueva peli de Bruce Willis, Jungla de Cristal 5 (le vimos de lejos y todo, ¡qué ilu! Y a Thor en la fachada de la Basílica de San Esteban (fijaos lo más a la izquierda de la foto de abajo del todo)

Y nada, recomiendo ir a Budapest, es preciosa, pero no vayáis con la mentalidad de que es barata, porque no lo es tanto como dicen. Eso sí, los vestidos preciosos y baratísimos, pero yendo de interrailera... imposible comprarlos, no caben en la maleta :(




Si queréis ver qué hicimos detalladamente :




miércoles, 8 de agosto de 2012

Día 22 : Tomémonos un respiro

¡Hola interraileros desesperados!

Retransmitimos nuestro día 22 del viaje, el tercero que las chicas pasábamos en Rotterdam y en el que nos volveríamos a encontrar con los chicos.

Para empezar, fue un día de lo más tranquilito. Como las chicas ya nos habíamos visto Rotterdam entero, no nos dimos prisa para levantarnos pronto ni para salir del albergue. A eso de las once y media salíamos para dar un paseo tranquilo por el centro con la intención de no forzar la pierna de Eri cuyo dolor iba en aumento con el paso de los días.

Por la mañana, nos vimos las calles comerciales de Rotterdam empezando por una cuyo comienzo tenía un Papá Noel con algo de forma fálica y terminando al pie de un centro comercial. El primero que se podía considerar así después de mucho tiempo. Todo esto siguiendo la guía que nos habían dado días atrás al llegar al albergue. Y al final de esa zona comercial estaba el RotterdamInfo la única oficina turística que habíamos visto en los 3 días (sin contar la que tenía nuestro albergue) y que contenía la única tienda de souvenirs que puedes encontrar en Rotterdam. Cabe destacar que no vendían banderas, cosa que me fastidió bastante ya que no tenía bandera de Holanda.

Tras comer en un Wok baratito (no era un buffet como es típico aquí, si no que sólo vendían woks de diferentes tipos) y un helado en Mcdonalls (y así aprovecharnos de su WIFI) fuimos a una tienda que vendían cosas de segunda mano de la que salimos rápidamente porque nos daba miedo (había mucha ropa para gente mayor que parecía más antigua que nosotras). Después de eso, nos pasamos por un supermercado para comprar la cena y decidimos volver al albergue porque ya no se nos ocurría qué hacer y además que habíamos quedado con los chicos despues de mediodía y andábamos algo preocupadas porque no sabíamos nada de ellos.

Cuando llegamos al albergue, todavía no se habían pasado. Nos cargamos una película aprovechando el WIFI de la recepción y nos fuimos al dormitorio a verla. Cuando terminamos y tras escribir un poco más de nuestro futuro Best-Seller volvimos a bajar y, por fin, nos encontramos con nuestros amigos los chicos. Ya era casi la hora de cenar por lo que, un poco desaparejados, fuimos haciendo tiempo para eso. Eri, Mariano y yo jugamos un rato al billar junto con un italiano que se nos unió. Muy majo, por cierto. Después de eso, las chicas cenamos y se nos ocurrió ir a bañarnos al día siguiente, asi que preguntamos por la playa o lugar de baño a los recepcionistas quienes nos explicaron cómo llegar a un lago dónde podíamos bañarnos. Así que con un plan para el día siguiente, nos despedimos y nos fuimos a dormir.

Betsabé


Día 21.2 ¡La ciudad más moderna de Holanda!

¡Hola interraileros desesperados!

El día 21 de nuestro viaje fue bastante diferente. Al menos para las chicas. Y os preguntaréis por qué, ¿no?. Bien, la razón es que alquilamos unas bicicletas para ver la ciudad. Sí, fue un día sobre ruedas. La verdad es que no podíamos abandonar Holanda sin rodar por sus calles.

Alquilamos las bicis en el albergue que por 6€ nos la dejaban 24 horas. Y cuando digo eso es porque era verdad, ¡podíamos tirarnos toda la noche con las bicis si queríamos! Nos dieron 3 bicicletas verdes muy, muy, muy altas. Tan altas, que a Eri le costaba mucho subir en ellas. Es más, no podía subir si no tenía un bordillo al lado. Además, ¡las bicis no tenían frenos! En vez de tener frenos en el manillar, la cadena era de piñón fijo (sin marchas) y al mover los pedales hacia atrás la rueda frenaba. EN SECO.

Como íbamos diciendo... Una vez montadas en la bicicletas, con cámara en mano (Dámaris era la portadora) y mapa en la otra (en este caso, era yo quien lo llevaba). Nos dirigimos a la parte más alejada de la estación a velocidad de bicicleta. Nuestra intención era llegar a Deflshaven, la parte más antigua de Rotterdam que había quedada anclada en el pasado. Cuando llegamos allí, tras recorrer el precioso puerto de la ciudad, nos enteramos de que, en realidad, Delfshaven era una ciudad aparte que se anexionó a Rotterdam en 1886. Pasamos la mañana recorriendo las pocas calles turísticas que había para acabar comiendo nuestras ya muy conocidas sachichas alemanas a los pies del Euromast, la torre más alta del lugar.

Tras comer, fuimos a un parque cercano parecido al Retiro pero sin vallas. Era realmente un espacio abierto. Lo recorrimos varias veces con las bicis, recorriendo sus caminos (para ser sinceros, era más pequeño que El Retiro) hasta quedarnos un buen rato en el césped a tomar el sol y jugar a las cartas que tan atentamente había llevado Dámaris. Pasadas un par de horas, cogimos las bicis y volvimos al albergue ya que a Eri le dolía mucho la pierna y quería quedarse en el albergue a descansar. Como habíamos pagado para todo el día, Dámaris y yo no quisimos quedarnos así que la dejamos entretenido con el ordenador y volvimos a la ruta en bicicleta. Nos dirigimos a "la plaza de los cubos". Y la llamo así porque no me quiero acordar de su nombre y porque lo más destacado era unos edificios que tenían forma de cubo vertical. ¿Cómo sería vivir ahí dentro? ¡Las paredes estaban inclinadas!

Seguimos dando vueltas por ahí, buscando sitios donde cenar (nuestro puesto vietnamita se había marchado) y aprovechando el buen tiempo que hacía.Vimos los puertos, la zona comercial, el barrio chino... Cogimos comida para llevar y cuando ya había anochecido volvimos al albergue a devolver las bicicletas y a seguir haciendo compañía a Eri. Cenamos tranquilamente, en la terraza del lugar y nos subimos a dormir, donde aprovechamos para empezar lo que será nuestro Best-Seller, del cual no os digo nada porque si no desvelaríamos el pastel.

Antes de despedirme, quería destacar que  Rotterdam no es una ciudad muy turística. Es un lugar muy urbanizado y destaca la arquitectura moderna frente a la antigua. Esto se debe a que debido a la II Guerra Mundial quedó muy devastada y tuvo que ser reconstruida casi desde cero. Por tanto, es muy raro ver los típicos edificios antiguos holandeses.  Ante esto, yo tuve dos posiciones enfrentadas. Por un lado, me sentí decepcionada: habíamos ido a Rotterdam recomendados por una amiga que había estado y por el famoso Erasmo de Rotterdam por lo que esperaba encontrar un pueblecito medieval, no una ciudad urbana. Por el otro lado, no habíamos visto hasta ahora más que edificios antiguos, así que encontrarse con esa arquitectura "diferente" era algo refrescante. Después de pasar los cuatro días que estuvimos allí, puedo decir que Rotterdam es una ciudad que se hace querer, al menos por su arquitectura.

Ahora sí, me despido

Betsabé.

_________________________________________________________________________________

LECCIONES DEL DÍA

#1 ¡Rotterdam es la ciudad más moderna de Europa!
#2 Si vas por la acera con la bicicleta, son 75€ de multa. ¡OJO! Si no hay carril bici (por el que pueden ir las motos), tienes que ir por la carretera como un vehículo más.
#3 Holanda es muy plana, tanto que las bicis no necesitan frenos.
#4 Que sean modernos no implican que sean feos.

martes, 7 de agosto de 2012

Día 20: ¿32 horas sin dormir? Pan comido

¡Hola interraileros desesperados!

Retomo la narración de nuestra experiencia en Amsterdam.Tras pasar la noche en Amsterdam de fiesta y jaleo... No, qué va, era broma. Tras pasar la noche en Amsterdam entre nuestros queridos McDonnall's que cierran tarde, paseos por el Barrio Rojo para acabar en la puerta de la estación esperando, la noche se pasó rápida. Las chicas teníamos pensado pillar el primer tren a Rotterdam que salía a las 8, así que todavía nos quedaba tiempo para esperar un rato sentados.

Con cafés calentitos, evitando que nos entrara el sueño las dos horas que faltaban para que los trenes salieran se pasaron rápido. Realmente cabe destacar que mucha gente se paraba a preguntarnos qué hacíamos, a dónde íbamos y a qué esperábamos. Eso fue lo que nos entretuvo la mayor parte del tiempo.

Salido el sol, Amsterdam nos llamaba. Y ya que estábamos allí no íbamos a desaprovecharlo. Las chicas decidimos coger un tren más tarde (ya que salen cada 15 minutos) y ver un poco la ciudad de día. A eso de las 8 de la mañana la ciudad es una ciudad fantasma. No se ve ni un alma por la calle. Fue muy agradable recorrer rápido el Barrio Rojo en dirección a la plaza centro sin nadie con quien chocar.

Lamentablemente, yo (Betsabé) empecé a encontrarme muy mal y no pude ver mucho la ciudad. También fue una de las razones por las que decidimos ir definitivamente a Rotterdam. Fue allí que nos separamos de los chicos. Les dejamos frente a la casa de Anna Frank (que es transparente, no una casa antigüa y si no entras no puedes ver nada, así que me desilusioné) y nos dirigimos a la estación de tren. No les volveríamos a ver hasta después de 3 días.

Tras media hora de viaje, las chicas llegamos a Rotterdam. Lo primero que hicimos fue localizar el albergue que teníamos reservado para poder echarnos un rato antes de investigar la ciudad. Lamentablemente, nos perdimos. Seguimos las indicaciones que teníamos pero aún así, sin mapa ni nada no encontrábamos la calle. Menos mal que nos encontramos con un holandés muy majo que nos llevó a la calle indicada sin problemas. Para consternación nuestra, pudimos hacer el Check-in en el sitio pero los dormitorios estaban cerrados hasta las 5 de la tarde. ¡Las 5 de la tarde! Pudimos dejar las cosas en un almacén que tienen para ello, pero aún así queríamos dormir y no pudimos hacerlo.

Aún así, la recepción estaba abierta y era, a su vez, una oficina de turismo joven de Rotterdam por lo que nos dieron mapas gratis y una guía sobre la ciudad para saberlo todo acerca de ella. Como no podíamos dormir, decidimos que era la hora de ¡Hacer la colada! Buscamos por internet una lavandería y, tras decidirnos por la más barata, aprovechamos lo que nos quedaba de mañana para limpiar la ropa. Al contrario de la lavandería de Praga, en ésta no había nadie a cargo (cosa que me llamó mucho la atención) y había un cartel donde nos indicaba los minutos para que se secara bien la ropa. Mientras se lavaba la ropa, desayunamos-comimos unas rodajas de Nutella e intentamos permanecer despiertas.

Con la ropa limpia, y el estómago lleno, regresamos al albergue a guardar la ropa y salimos a la búsqueda de un sitio donde comprar. En la guía nos indicaba varios sitios y, por suerte, era día de mercadillo (o rastro) por lo que nos dirigimos a allí para hacer tiempo. De camino, nos encontramos un puesto ambulante vietnamita donde nos compramos unos "luampas" (realmente dudo que se llame así, ahra no me acuerdo muy bien pero me suena que era así), que para quién no lo sepa son como unos rollitos de primavera gigantes pero que pueden tener carne. El sitio estaba llenísimo de gente, no tenía nada de especial y los precios no eran muy caros pero tampoco eran gangas. Cabe destacar de que era muy grande. O amí me lo pareció, ya que por esas horas Eri y yo no podíamos más y casi nos dormíamos de pie, pero aguantamos bien.

Para cuando terminamos de ver el mercadillo, eran pasadas las cinco así que volvimos casi corriendo al albergue donde ya estaban abiertos los dormitorios y pudimos dormir. ¡Llevábamos desde las 8 am del día anterior sin dormir!

Tras una siesta de 3 horas, nos despertamos más despejadas. Como ya era tarde para ir a cualquier sitio (¡todo cierra a las 5 de la tarde!) salimos a dar una vuelta por la noche. Buscando un sitio donde cenar, nos encontramos un festival de música donde había un escenario muy grande con mucha gente cantando y pantalla con la letra de lo que cantaban para que el público les siguiera. No encontramos ningún sitio barato donde cenar y acabamos en un McDonall's.

A eso de las 12 de la noche regresamos al albegue y nos pusimos a dormir tras pasar el empalme más largo de nuestras vidas.

Se despide, Betsabé

La ciudad que parecía que se nos iba a caer encima, Belgrado.

Vale, Belgrado, capital de Serbia, no es una ciudad que parezca muy bonita de entrada. Lo primero que vimos nada más bajar del tren (que nos costó saber donde teníamos que bajar, porque todo estaba en cirílico y no sabíamos leer ese alfabeto) era una ciudad fea, sucia... ruinas, pero no como las ruinas antiguas, que son bonitas, sino ruinas de la Segunda Guerra Mundial, ruinas contemporáneas, vamos.

Llegamos en Domingo o Sábado, y el caso es que estaba todo cerrado, así que no podíamos pedir información en la taquilla porque estaba cerrada, ¡meca-chis! Pero por lo menos pudimos hacer el cambio de moneda (cabe destacar que pudimos cambiar de euros a dinares serbios, pero en ningún otro país conseguimos hacer la inversa, así que si vais a Serbia, cambiad vuestros dinares a euros antes de salir del país) y nos dieron varias tarjetitas con direcciones de hosteles.

Los hosteles estaban en pisos particulares, esto era la primera vez que lo veía, pues siempre he viajado a lugares donde el edificio entero era el hostal; pero es algo que se repitió mucho durante el viaje, especialmente en Viena, donde un piso puede ser un hotel de 4 estrellas.

Llegamos a un hostal en el que el ordenador escribía en modo pokero automáticamente... a lo mejor era un autocorrector que hacía el equivalente del alfabeto latino al cirílico, quién sabe. Compartimos habitación con una japonesa y una china, también había un francés, un par de inglesas y unos noruegos con nosotros en el apartamento.

Me quedé emparedada en el ascensor del edificio, pero bueno, a parte de eso, todo bien.

Junto con ellos fuimos a un tour gratis que organizaban unos estudiantes de la ciudad.

Una vez dentro del tour, te das cuenta de que  Belgrado no es tan fea... solo que la parte donde estaba la estación es la parte fea de la ciudad. Es una ciudad pobre, pero tiene su encanto. Y los edificios en general son feos porque han sido reconstruidos por los comunistas, a los que prima no la belleza del edificio, sino la eficiencia. Pero el casco histórico es bastante bonito.

A mí me recordó a París, que es bien feo, excepto la parte turística, claro. Pues eso, igual que París, Belgrado tenía su parte preciosísima, sus calles bohemias... e igual que París tenía sus partes sucias y feas. Eso sí, no tenía tantos pordioseros como París...

La calle bohemia era genial, la gente paseaba disfrazada de época, y había chicos muy guapos. La gente del lugar no sabía inglés, pero muchos sabían italiano o francés, y con eso nos apañamos. Y la gente magísima, amable, servicial... les decías que eras española y te trataban genial... no como en Roma ¬¬.

Recuerdo un momento en el que estábamos cansadísimas y nos sentamos en el suelo y un chico (muy guapo, cabe destacar) nos sacó unas sillas para que nos sentáramos... ¡¡PERO QUÉ MAJO QUE ERA!!





Pues eso, una ciudad con mucho encanto, sorbetodo tras beber Rakjia o como se escriba (bebida alcohólica típica de la zona)

Si queréis saber qué hicimos en Belgrado con más detenimiento, clickad en:



Día 19 : Holanda ya se ve, ya se ve, ya se ve...


Era nuestro último día en Berlín.
 La noche anterior, por suerte, pudimos dormir un poco. Los chicos tuvieron que cambiarse de habitación, y la gente que estaba en la habitación de las chicas se fue de fiesta. Estuvimos un rato con los fiesteros charlando (4 euskeras, 2 mallorquinas, 2 finlandesas, 1 polaca y 1 australiana). Luego  los españoles y la australiana se fueron de fiesta y nosotras, aunque no nos hubiera importado ir, nos quedamos, porque teníamos que madrugar. Charlamos un rato más con las finlandesas y un sueco, hasta que nuestra compañera polaca se fue a dormir, y nosotras decidimos imitarla, pues iba a ser un día largo.

A la mañana siguiente recogimos todo y nos marchamos de ese cuchitril de mierda lleno de bichos al que no echaríamos de menos. Desayunamos nuestra querida Nutella con Frappé en la recepción (aunque se supone que estaba prohibido, pero nos daba ya igual) y uno de los recepcionistas se despidió de nosotras, muy majo él. Creo que era el que llevaba todo el cotarro del hostal. Sí, muy majo, pero ya podría haber sido más limpio.
Y nada, las chicas nos pusimos al momento en busca de un sitio donde poder comprar leggins, puesto que habíamos estado pasando mucho frío y no nos quedaban pantalones largos (o bien se habían ensuciado, o bien se habían rajado, literalmente). Encontramos una tienda justo en frente  en la que vendían los leggins por4,99€. Yo (Dámaris) compré 2 pares, y el tío me quería cobrar 13€ o  cosa así, porque se confundió con otros leggins que estaban a 8€. Le dijimos su error y me cobró el par de leggins a 8€. Todas sabíamos que debía pagar 9,98€ por el par, pero no dijimos ni mu.  Si algo he aprendido en el viaje es que si suceden este tipo de cosas, mejor, porque normalmente la gente intenta timarte (de hecho, lo hacen, en ciertos países los precios son descomunales). Ah, y que siempre que puedas… ¡¡CUÉLATE EN EL METRO/BUS/TRANVÍA!! Es poco probable que te pillen, y si lo hacen, ¡hazte el loco! Quizás, muy probablemente, te salves. Si no, las multas son unos 10-11€… la verdad es que compensa colarse (sobre todo en Roma, yo lo hice como un par de veces… o más)

Y nada, seguimos paseando, viendo algunas tiendas más. Entramos a una librería-café en busca de un libro del filósofo alemán Kant, pero parece ser que aquí le quieren tanto como en España… ¡porque no había ni un solo ejemplar suyo!(Apréciese el sarcasmo). Así que nada, a falta de Kant sólo nos quedaban para elegir Schopenhauer, Nietzsche o Freud. El resto de autores no eran alemanes, y no tiene gracia comprar un libro en alemán que sea una traducción. Elegí Freud. Luego estuvimos un rato ojeando los ejemplares de Crepúsculo, Eragon y  Juego de Tronos en alemán, hasta que nos cansamos. También estaban en inglés, pero no compramos nada en inglés.

Seguimos dando una vuelta por la calle, vimos muchas más tiendas, pero ya tenía lo que necesitaba, así que decidimos ir a un parquecito a disfrutar del buen tiempo que hacía en ese momento (es  poco común que no llueva en Alemania, la verdad) hasta que empezó a chispear levemente y volvimos a la recepción.
Mientras tanto los chicos habían estado en recepción, porque Javi tenía una pequeña molestia en el tobillo (normal, con las zapatillas que lleva… No te preocupes, mamá de Javi, le dimos un Nolotil, un masaje y una siesta de 17 horas y ahora no tiene ningún problema), y habían salido un breve instante para comprar sus víveres del día.
Pues nada, comimos en nuestro querido kebab por cosa de 2€… aunque luego empezamos a pedir más y más, total, ¡¡era tan barato!! , y nos despedimos de nuestros queridos cocineros… nunca encontraremos un kebab con tanta variedad y tan barato… y sabroso… sniff.

Y nada, fuimos a la estación, con tiempo de sobra, y ahí hasta subir al tren. Era un tren moderno, no molón como los de hasta ahora.
El viaje fue muuuuuuuuuuuuuuuuy largo (casi 10 horas) y algunos intentamos dormir (complicado siendo de día) o hacer lo que fuera para que el tiempo pasara más rápido. Entre risas y cartas, y cenas de salchichas alemanas, llegamos a Amsterdam.

Primera impresión: PRECIOSA. Nada más salir del tren vino una chica muy maja a decirnos “¡¡DIOS TE AMA!!” Pensamos que era una hermanita de la caridad y a lo mejor nos daba un lugar donde pasar la noche por un precio barato, pero no, nada de eso al final.
 Segunda impresión: SEXO, DROGAS, ¡¡Sacadme de aquí!! Las putas de los escaparates nos ponían ojitos y nos hacían gestos en plan de “mmm acércate” Bueno, realmente se lo hacían a los chicos. Vimos como niños de unos 14 años salían de los prostíbulos… en fin, seguramente serían más mayores, pero la imagen fue un gran choque. Había más de una prostituta que parecía de nuestra edad (17 años) o incluso menos. Vimos teatros en los que se exhibía sexo en directo por 2 €. Al mirar las categorías del porno en directo a elegir descubrimos que había un género que era denominado “sexo adolescente”. Nos alejamos de allí cuanto antes… por si acaso nos hacían un casting o algo.
 Vimos el barrio chino, muy chulo, estaba pegado al barrio gay. Ya hablarán más los chicos de esta zona en la siguiente entrada.
Y dimos más vueltas por el Barrio Rojo  hasta salir de él.
Nos recorrimos la ciudad de noche, mientras intentábamos superar la vergüenza para preguntarle a una de las putas si también ofrecían sexo lésbico (eh, solo era pura curiosidad), pero nos daba cosita entrar en los prostíbulos con todo el petate. Javi estaba dispuesto a pagarle a una puta el precio de una noche para que nos dejase dormir en su cubículo, pero al final el pudor nos venció.

Pasamos toda la noche de empalme, pero eso es algo que ya os contaremos en el día siguiente… Sólo dejo caer que las chicas aguantamos unas 32 horas sin dormir, ¡somos unas machotas!

lunes, 6 de agosto de 2012

Día 18 : Museos, museos everywhere


Hola interraileros.
Hoy retransmitimos desde el tren que lleva de Berlín a Ámsterdam para contaros lo que sucedió ayer, día culmen de nuestra aventura alemana.

Para empezar nos despertamos, algunos con sueño (gracias a los amables vascos y las no tan amables mallorquinas) y otros más descansados (gracias a sus aptitudes para ignorar el escándalo).
Tras un desayuno similar al del día anterior y una ducha refrescante, nos dirigimos hacia nuestro destino de ese día: ¡La isla de los museos!

Si, suena a un titulo de película de serie B, pero en verdad hay una isla en Berlín completamente dedicada a los museos. Lo bueno  es que hay incluso un pase por siete euros que te permite entrar a todos los museos de la isla. ¡A TODOS!

La primera parada fue el museo de Pérgamo, al que Bety tenía muchas ganas de ir y que resultó ser una opción excepcional.
A primera vista es como cualquier otro museo, pero esa impresión se desvanecía nada más entrar a la primera sala.

Allí se encontraba el altar de la ciudad de Pérgamo, un altar con unas escaleras enormes y un relieve en piedra relatando la gigantomaquia a lo largo de toda la pared. Todo esto DENTRO del museo. Esa fue una de las cosas que más me impresionó, porque nunca llegué a concebir siquiera que todo un monumento cupiese dentro de un museo.

Bueno, algo que también me resultó curioso es que en Berlín todos los museos te dan las audio guías totalmente gratis. ¡GRATIS!
Las escaleras y el fondo forman parte del altar de Pérgamo
Volviendo al tema, el relieve de la gigantomaquia estaba muy bien hecho, tenía representados a todos los dioses del Olimpo y a Hércules luchando contra los gigantes, hijos de Gea. La escena más impresionante es una en la que Gea muestra una cara de desesperación bastante conseguida, mientras uno de sus hijos está a punto de morir y con una cara de sufrimiento extremo. Resulta asombroso que hace tanto tiempo fuesen capaces de hacer una escultura tan expresiva y realista.
En la sala contigua se encontraban los restos de algunas columnas del santuario a Atenea de Pérgamo, con la estatua de dicha diosa. Cabe destacar que gracias al audio guía, unas simples columnas fueron capaces de transportarnos en el tiempo a una gran biblioteca, a la par con la de Alejandría.




En la otra sala contigua al altar estaba la puerta del mercado de Mileto,  también prácticamente entera. En esa misma sala se encontraba un mosaico con figuras de animales y Orfeo en el centro tocando la lira.
Siguiendo por los pasillos del museo, tropezamos con las puertas de Babilonia, alicatadas con ladrillos vidriados de color azul eléctrico. También tenían relieves de dragones (Vik: bichos raros con forma de lagartija de patas raras) y toros en color dorado. Todo hay que decirlo, la mitad de la puerta es una reconstrucción, no piedras originales, pero para hacerse una idea está muy bien y resulta impresionante.
En esa misma sala había una réplica del código de Hamurabi (el famoso “ojo por ojo”) que me hizo mucha ilusión, ya que la reconocí antes de ver el cartel.

Un trozo de muro pintado
Seguidamente estaba el paseo procesional que conducía a la puerta de Ishtar (la de Babilonia). Estaba igualmente alicatada con ladrillos azules, pero este tenía relieves de leones en vez de dragones y toros. Supuestamente eran para amenazar a los intrusos, pero a mí me parecían bastante monos.

Pasamos por varias salas llenas de artefactos y vasijas de la zona de Babilonia, eran muy interesantes, pero explicarlas una a una sería demasiado largo. Había también una zona con restos de una muralla hecha por completo de mosaico y un par de estatuas de búhos/grifos protectores que eran bastante chulas.
Ya habían pasado un par de horas cuando hubimos terminado la planta baja del museo de Pérgamo, por suerte todo ese rato había estado lloviendo, por lo que estuvimos resguardaditos y tan a gusto.

La planta de arriba la vimos más por encima, ya que (por lo menos a los chicos) nos cansaba un poco tanto museo, esta trataba de arte arábigo-islámica. Me resultaba un poco repetitivo todo, ya que la mitad de cosas ya me sonaban de mi carrera… De hecho  les di una bonita charla sobre el astrolabio y su historia; me sentó bien saber la historia de algo sin tener que escuchar la audio-guía, aunque Mariano y Vik seguro que se aburrieron como una ostra.

Lo dicho, el arte musulmán es toda igual: motivos florales y geométricos y alguna que otra imagen humana (de edades tempranas del islam o de la zona otomana, ya que el islám prohíbe la representación del ser humano). De todas formas, lo único decente eran  algunos nichos muy bien decorados y con colores sobrios.

Había incluso una cúpula de la Alhambra de Granada (BETY: ladrones ¬¬) y una sala completa de una casa musulmana; me gustó bastante, pero para aquel entonces el hambre podía al interés.
Salimos del museo, y pretendíamos ir a Alexanderplatz (una plaza con la torre de la televisión germana, a lo pirulí) a comer algo. Pero las chicas prefirieron quedarse en la isla de los museos y comichear algo que habían comprado previamente.

Nosotros fuimos al McDonald’s y nos comimos una McRib, que ya echaba de menos *¬*. Descansamos un poquito y volvimos a la isla de los museos para ver el museo nuevo (uno de los más recomendados).
En ese museo había varias exposiciones permanentes: una sobre el antiguo Egipto, Roma, algo de Mesopotamia y también algo de arte cristiano.

La parte que más me gustó fue la del antiguo Egipto (me dieron ganas de volver, y todo). Tenía un montón de estatuillas,  artilugios y ¡SARCOFAGOS!
También estaba el busto de Nefertiti. ¡NEFERTITI! Perdón por emocionarme tanto, pero es una obra  de arte que merece ser vista. Cuando piensas que ese busto fue hecho en una época similar a la de las pirámides resulta abrumador, porque se mantienen los colores originales de la pintura, e incluso un ojo de cristal. La luz le da un brillo en el ojo que te hace pensar que está viva… No sé, solo queda decir que me quedé sin palabras y solo pude murmurar un “¡wow!”. Por desgracia no hay fotos de ella ya que es el típico objeto famoso del que te quieren obligar a comprar una postal… No me parece razonable, pero son las normas…

En el Checkpoint Charlie
Seguidamente nos recorrimos por encima el resto del museo, ya que llegábamos un poco tarde al punto de encuentro con las chicas (el Checkpoint Charlie).
Aquel lugar resultó ser algo más decepcionante de lo esperado, ya que era una simple recreación (bastante cutre) de los puestos aduaneros entre las zonas de Berlín en la guerra fría. Además (como luego nos dijeron unos extremeños que nos encontramos en Ámsterdam) el Checkpoint Charlie no estaba siquiera en el lugar original… En fin…

Después de las fotos de cortesía y un par de paridas sobre zumos y zarigüeyas, avanzamos hacia  el museo de la Gestapo (la topografía del terror). Era un poco más de lo mismo, excepto por algún dato curioso sobre la publicidad Nazi, pero debido a que llegamos un poco tarde, lo vimos a matacaballo.
Por último, volvimos hacia el hostal, los chicos cenamos en el turco y las chicas unos deliciosos ravioles frios en lata. Al final, Mariano consiguió que nos cambiaran la habitación y desbloqueamos el tercer piso (me siento como en el Hotel Dusk), por lo que nos dirigimos, casi de inmediato, hacia la única noche de sueño decente en Berlín. Las chicas, por su parte se quedaron en su habitación original y durmieron como buenamente se pudo.

Hasta aquí mi reseña del día que más museos he visto en mi vida.

Un saludo de Javi.

P.d: Esta reseña fue escrita el 20/7/2012 aunque sea publicada mucho después.

domingo, 5 de agosto de 2012

Zagreb, capital de Croacia, la ciudad más preciosa que he visto.

Tras atravesar los Alpes y llegar a Villach (un pueblecito de Austria) tomamos el tren rumbo a Zagreb. Croacia era un país totalmente desconocido para mí, probablemente muchos de los que lean esto ni si quiera sepan de su existencia... Para mí era solo un nombre más en la lista de países de Europa que tenía que aprenderme en el cole, luego fue el país famoso por los cruceros y sus playas... y ahora es un país al que tengo que volver.
En definitiva, mi ciudad favorita de todo el viaje, fue Zagreb.

El viaje en tren impresionante, me sentía como en una película. Viajábamos en un tren de letras cirílicas rumbo a Serbia, el mismo tren que unos días después tomaríamos para ir a Belgrado. Era como ir en el tren de Anastasia (sí, la de la peli de dibujos animados).

Lo que se veía por la ventanilla era poco más que una mancha verde, pero bello en sí. Y la ventana se podía bajar hasta la mitad, cabe destacar que esto no lo pudimos hacer en el resto de trenes.

 No se puede expresar con palabras la sensación de atravesar 3 países en el primer tren (fue una pena no bajar en Eslovenia, ¡yo quería verla!)

Y nada más bajar en Zagreb nos dispusimos a buscar el apartamento. Estábamos mirando el mapa cuando un hombre superhipermegaultraamable se nos acercó hablando en inglés por si necesitábamos ayuda, y efectivamente, nos ayudó a llegar al apartamento, que en realidad estaba justo al lado de la estación)

No tardaríamos mucho en percatarnos que no era ese hombre en particular, sino que debe ser algo en la cultura croata, pero todo el mundo es tan bien educado y tan amable. Y las personas son tan bellas por fuera como por dentro... y esto se le puede aplicar también a las ciudades

Zagreb no es una ciudad que reciba a muchos turistas, ya que, como he dicho antes, de Croacia lo famoso son las playas, y la capital pilla algo lejos del mar.

Los días en esta preciosa ciudad se nos pasaron volando. Algunos queríamos quedarnos más, pero otros se empeñaron en seguir el plan al pie de la letra.


Vimos varios museos, la ciudad entera con una guía escrita gratis que nos dieron en la estación, los bailes populares, el jardín botánico, las leyendas y gárgolas del lugar, los motivos religiosos, y alguna que otra fiesta por la calle... y nos quedamos con las ganas de pasarnos por el zoo.
Todos los museos costaban como 2€. Es la ciudad más barata en la que he estado.
Y solo hay un McDonalds, y está alejado del centro. Es una ciudad incorrupta, además de que es muy católica, es chocante bajar una calle y encontrate que bajo el puente hay una  capilla. También hay muchas iglesias ortodoxas, parece que ambas ramas de religiones están en armonía en esa zona... fue la primera ciudad del interrail en la que vimos un SanJorge... luego nos hartamos, sobretodo por Europa del este (es lógico, ¿no?)

En definitiva, es un "pueblecito" grande, muy grande, con mucho encanto, que realmente merece la pena visitar.

Si a alguien le interesa saber con detenimiento qué vimos cada día, que haga click sobre: